Lejos ya de su look de condesa tétrica en American Horror Story, Lady Gaga apareció el lunes en el Staples Center con el mismo tono casi naranja de cabello que caracterizó a Ziggy Stardust, el emblemático personaje andrógino al que dio vida el fallecido David Bowie.
El homenaje al artista que poco antes de morir de cáncer a principios de este año, lanzó su último disco, Blackstar, estaba cantado (valga la redundancia) para la ceremonia 2016 de los premios GRAMMY.
La elegida para personificar a Bowie sobre el escenario fue Gaga, quien igual no se perdió la oportunidad de atravesar la alfombra roja enfundada en un modelo azul de Marc Jacobs y plataformas rojas de gran altura.
A la hora del show, el despliegue tecnológico para emular al “duque blanco” fue espectacular. Pero poco tenía que ver con la trasgresión que caracterizó a Bowie; se trató de una alianza de marketing con Intel.
¿Qué es lo que se hizo? Se desarrolló en digital skin (piel digital) una “cara animada” para permitir a Lady Gaga pudiera mostrar numerosos looks icónicos del artista británico en una sola actuación en tiempo real. Una especie de make up digital que se iba adaptando al rostro de la cantante.
El enorme anillo esférico que llevó Gaga basado en el módulo Intel Curie, generaba los efectos en tiempo real. Ella giraba y movía sus muñecas y brazos, mientras que unos servidores basados en procesadores Intel Xeon generaban el contenido en directo.
También se combinó ese dispositivo con materiales de display holográfico para generar un holograma en tres dimensiones de la partitura de la música, entre otros efectos.
Más allá de esto, los motivos orientales, las hombreras, el maquillaje galáctico y los bordados con brillos, todos los “must” de Ziggy se vieron en la actuación de Gaga.
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