Desfile de Vivienne Westwood otoño 2025

En el desfile de otoño 2025 de Vivienne Westwood del sábado, Andreas Kronthaler envió un mensaje claro: la rebelión está viva y coleando.

La colección, presentada en el Pavillon Cambon, fue un derroche de irreverencia y refinamiento, que fusionó una sastrería impecable con el sentido de picardía característico de Westwood, según revisó Thomas Adamson para AP.

“No hay nada más sexy que un traje”, declaraban las notas del desfile, y Kronthaler se tomó ese mantra en serio. Los trajes elegantes dominaron: blazers oversize sobre camisas de seda, pantalones cortados en faldas asimétricas y gabardinas ajustadas a proporciones casi operísticas. Polleras largas de un lado y cortas del otro, en mujeres y hombres con tacos bajos o plataformas fueron otro de los looks repetidos en azul, gris y bordó.

Vivienne Westwood
Vivienne Westwood otoño 2025

Un abrigo cruzado azul marino intenso, ceñido a la cintura y combinado con un sombrero de fieltro imponente, parecía un guiño lúdico a la aristocracia británica, si la aristocracia tenía una vena punk y un sentido del humor perverso. Les siguieron trajes de ski reversionados y con prints irreverentes.

La textura fue otra estrella del desfile. Los gruesos abrigos de invierno de lana áspera contrastaban a la perfección con las capuchas metálicas brillantes y las prendas de punto moteadas, mientras que los vestidos de terciopelo y tul exageraban el cuerpo con un atrevido relleno en las caderas y los hombros.

Volvieron a brillar los característicos tweeds de la marca, las chaquetas en tonos verdes apagados, grises y malva, que al igual que en otras marcas, vienen con grandes hombreras anchas.

Destacó un enorme abrigo y pantalón a juego de pelos sintéticos, en color beige, una tendencia clara esta temporada, que confería al modelo la apariencia de un oso.

Vivienne Westwood otoño 2025

Los accesorios se inclinaban hacia la pura fantasía de Westwood: tacones peludos, calcetines deliberadamente contrastantes y un bolso dorado con forma de jaula de pájaros, a partes iguales opulento e irónico. También corbatas finas y largas hasta la rodilla en hombres y mujeres.

La colección también sirvió como un homenaje personal. Para celebrar sus 30 años en Londres, Kronthaler entretejió sutiles referencias a la energía ecléctica de la ciudad, infundiendo a la colección una mezcla de estilo callejero y grandeza histórica. Cuando el último modelo salió, subió a la pasarela, ramo en mano, y arrojó flores a la multitud, un gesto de celebración que se sintió tan espontáneo y teatral como las propias prendas.

El legado de Vivienne Westwood siempre ha consistido en desafiar las expectativas. Bajo la dirección de Kronthaler, ese espíritu desafiante permanece, recargado con un sentido del drama fresco y audaz.

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